viernes, 27 de noviembre de 2009

"Revisionismo" = Neofranquismo

Hace unos años pude oír en directo una ponencia de Julián Casanova (por desgracia, en inglés) en un congreso sobre la GCE en Gales. Pero aún antes de esa charla le tenía mucho respeto al historiador por las columnas que había publicado en El País con respecto al papel de la Iglesia durante el franquismo. Actualmente sigo leyendo su libro La Iglesia de Franco, que ha confirmado mucho de lo que ya suponía sobre esta estrecha relación entre la Iglesia y el Estado. Ayer, ha hablado en el Círculo de Bellas Artes sobre el llamado revisionismo, que él tilda más bien como "neofranquismo." Estoy totalmente de acuerdo que el término "revisionismo" no es apropiado para describir lo que hacen estas personas. "Revisar" implica la necesidad de corregir una versión anterior, pero lo que proponen estos señores es mantener viva una versión del pasado franquista promovida por el dictador mismo. Por eso, Casanova dice que estamos hablando de un "neofranquismo."

Fuente: El Plural (27.11.09)
El historiador Julián Casanova considera que la Ley de Memoria Histórica era imprescindible

“El revisionismo en España es neofranquismo”

LUIS MARCHAL

“Lo que se llama revisionismo en España es neofranquismo”. Esto lo dijo ayer en Madrid el historiador Julián Casanova en la presentación del libro que ha escrito junto a Carlos Gil Andrés, Historia de España en el siglo XX (Ariel). Así de rotundo deslegitimó, sin nombres y apellidos, a autores como Pío Moa que reinventan la historia para afirmar que la Guerra Civil española comenzó en 1934 en vez de en 1936 y que fue provocada por partidos de izquierdas en vez de por un golpe militar.

El revisionismo, en opinión de Casanova, es una “copia” de los argumentos fundamentales del franquismo. Eso sí, actualizados al siglo XXI y dirigidos a un público que se siente muy satisfecho por ellos.

Aval de investigaciones
Casanova no niega que los historiadores sean los primeros que deben hacer revisión, “porque las verdades nunca son absolutas y eternas”. Pero, esta tarea tiene que ser avalada por investigaciones que maticen investigaciones anteriores, que pasen filtros y que no desmonten los hechos por desmontarlos.

Nada la hacía ineludible
En la presentación, el catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza expuso que en 1936, antes del golpe de Estado en contra del Gobierno de la II República, “nada hacía necesariamente ineludible una Guerra Civil”. No era necesaria en 1934, año en el que sitúan los revisionistas su inicio.

El golpe la provocó
Las palabras de Casanova continuaron. A su juicio, es “evidente” que en julio de 1936 hubo un golpe de Estado que, al fracasar, provocó la Guerra Civil. Los militares no se echaron atrás en sus pretensiones y la contienda desembocó en la dictadura de Franco.

No fue en 1934
El catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos José Álvarez Junco, que introduzco a los presentes el libro presentado, también se mostró en contra de los denominados revisionistas: “Octubre de 1934 fue un desastre, hubo desprecio hacia las instituciones por los dos lados. Sin embargo, la Guerra Civil no era inevitable aquel año”.

El poder militar, subordinado al civil en 1981

Por otra parte, Casanova aseguró que en su análisis –y en el de Gil Andrés– del siglo XX español, se comprueba que “no está claro que el poder militar quiera subordinarse al poder civil hasta 1981”. Ese año fue la última vez que en nuestro país tuvo lugar un golpe de Estado.

El siglo de los ciudadanos
En Historia de España en el siglo XX no se hacen valoraciones, sino exposiciones. Casanova recordó que el XX “fue el siglo de los ciudadanos”. A pesar de esta característica, éstos “no pudieron votar durante 40 años”. La dictadura franquista realmente fue una “excepcionalidad” trágica.

“Retribución jurídico-política” a las víctimas
Respecto a la Ley de Memoria Histórica, el también autor de La Iglesia de Franco (Editorial Crítica) argumentó que era “imprescindible” aprobarla, aunque ya con la democracia se dejó de describir a un bando como representante de la verdadera España. ¿Descafeinada? Para Casanova, “si la Ley no salía como salió no habría salido”. Él la defendió en el sentido de que hace una “retribución jurídico-política” a unas víctimas a las que no se había hecho ningún reconocimiento durante muchísimo tiempo. Como conclusión, dejó claro que, si ésta se cumple, “es muy útil para avanzar en la gestión de la memoria”.
Consultar aquí una charla en Público

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