domingo, 21 de noviembre de 2010

Opinión sobre la recomendación de "voladura" de la cruz de El Valle de los Caídos

Quienes me conocen saben que apoyo cien por cien la separación de poderes. O sea, creo rotundamente en la separación de Iglesia y Estado, porque en una democracia no puede ser de otra manera. Esa es la naturaleza -- aunque de vez en cuando llega a ser un tema de debate -- de la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Por supuesto, siempre va a haber gente que lee selectivamente este documento, gente que piensa que puede interpretar la libertad de religión como quiera, siempre y cuando la libertad por la que lucha sea la suya, y no la de otros. Pero por lo general, en este país creo que se defiende bien el concepto de la separación de poderes.

La recién (y continua) polémica sobre el Valle de los Caídos y qué hacer con él me ha motivado a escribir este post, a pesar de ya haber comentado varias veces en el blog este lugar de la memoria y desmemoria. Ante todo creo que es importante reconocer una vez más que no soy española, no viví por una dictadura, ni tengo familiares afectados por una guerra o dictadura. Por lo tanto, puede que haya los que piensan que no tengo derecho a opinar sobre este tema, o que sencillamente no lo entiendo bien. Reconozco que, con lo que voy a decir abajo, también puede haber los que piensan que me opongo a otras iniciativas parecidas (o nacidas del mismo impulso ideológico) pero no es así. Sigo en contra de la colaboración de la Iglesia y el Estado -- en Estados Unidos, en España o en cualquier lugar. Creo que la no-separación representa un peligro al proceso democrático en un sentido doméstico tanto como internacional. Finalmente, he de repetir que no pretendo equiparar el contexto histórico estadounidense con el español, solamente utilizar mi perspectiva desde aquí para evaluar el sitio polémico de El Valle de los Caídos -- y sobre todo, la recomendación de la "voladura" de la cruz hecha hace unos días por parte del Foro por la Memoria (para ver una lista muy completa de enlaces sobre esta noticia, ver el blog de Eduardo Montagut).

Como suele pasar en internet, muchas veces leemos de segunda mano lo dicho. Sin duda, es importante saber cómo varios medios han retratado un acontecimiento. Pero siempre es mejor empezar con la cita misma, con la fuente de la polémica en sí. Un documento en la página del Foro por la Memoria, en el que se exponen varias recomendaciones para qué hacer con el lugar, expresa así el deseo de ver desaparecer la cruz enorme que reina sobre la Basílica del Valle de los Caídos: "La gran cruz debe ser desmantelada, de ninguna forma puede consentirse que se siga alzando hacia el cielo ese símbolo de muerte y venganza. Propugnamos una voladura (controlada) como culminación de un gran acto público nacional de desagravio a las víctimas del franquismo."

Es importante notar que, de todas las recomendaciones hechas por el Foro por la Memoria (algunas con las que concuerdo más que otras) en el mismo texto, la que más se ha enfatizado en los medios es la de la cruz. No es una casualidad. Especialmente después de la visita del Papa y sus comentarios sobre los años 30, el tema de la religión y el laicismo está más presente que nunca en el ámbito mediático.

Es difícil, incluso imposible, ver de forma neutral la cruz de los caídos. Para unos, sigue siendo un arma que se usó contra el pueblo; es una cruz construida con la sangre, el sudor y la vida de presos, una cruz construida para ser visible desde lejos, una cruz no para consolar, sino para provocar miedo y sumisión ante el dictador y su régimen. Para otros, la cruz es el símbolo máximo de la fe cristiana, la señal de una herencia que insisten es católica, y solamente católica. Es, dicen, parte de una herencia religiosa, histórica y cultural y quitarla es destruir parte del patrimonio nacional.

En los últimos años hemos visto la retirada de muchos símbolos franquistas, aunque quedan varios todavía visibles. Las iglesias, catedrales y otros lugares religiosos han gozado de ciertas exenciones, gracias a la Ley de Memoria. Artículo 15.1 y 15.2 dice:
Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas (1). Lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley (2).
¿Cómo leer la cruz del Valle de los Caídos con respecto al artículo de arriba? Es verdad que existe un artículo específico (núm. 16) que dice regular lo que pasa en el Valle. Pero nadie se ha atrevido a hablar de la cruz como otro símbolo más de la dictadura que hay que retirar...hasta ahora. En este caso, no es un escudo, una insignia o una placa. La cruz, en España, es como el símbolo por excelencia bajo el cual existen los demás símbolos dictatoriales.

Por un lado, empatizo con el sentimiento tras la recomendación del Foro por la Memoria. Para ellos y los que comparten esta opinión, eliminar la cruz por completo es imprescindible para dar un paso más a la verdad, justicia y reparación. Dejar la cruz es un insulto, y admite una relación con el pasado que el gobierno actual es incapaz de cambiar o terminar. Parece que el Estado ha querido fingir -- hasta la aprobación de la Ley de Memoria (e incluso después) -- que el Valle de los Caídos existía por su cuenta, como su propia entidad, libre de las restricciones ejercidas en el resto de la sociedad democrática. El Estado no ha querido asumir responsabilidades por lo que sucedía o sucede en el Valle. De esta manera, el Estado no tenía que reconocer o condenar el papel de la Iglesia durante la guerra y la dictadura, ni el legado oscuro del lugar. Al citarlo explícitamente en la Ley de Memoria, por lo menos intentó indicar su estatus polémico, asegurando que queden excluidos del lugar "actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo."

El problema con el Valle de los Caídos es el uso político que se quiere hacer del lugar. No se trata de sólo la intromisión de la Iglesia en el Estado, sino también el hecho de que la Iglesia no ve problemático apelar a la política durante sermones y misas celebradadas en homenaje a ex-dictadores. Hemos visto varios ejemplos en que la Iglesia ha intentado influir directamente el resultado de elecciones presidenciales (esto ha ocurrido también en Estados Unidos, por parte de curas que se han negado a dejar comulgar a los que no se opongan al aborto, por ejemplo, o durante la presidencia de Bush, en que los religiosos usaban su puesto para recomendar un voto en contra de John Kerry) y otros momentos políticamente decisivos. Derribar la cruz en el Valle de los Caídos no va a des-politizar el lugar, ni mucho menos. En cambio, lo haría aún más cargado de política, significando que quedaría más lejos todavía la esperanza del Foro por la Memoria que se convierta en un "Memorial dedicado a las víctimas del fascismo y a los presos políticos que lo construyeron como trabajadores forzados."

Como he dicho ya, empatizo con y respeto la opinión del Foro por la Memoria sobre la "voladura de la cruz." Pero no creo que hayan evaluado bien (quizás no les importe este aspecto) el efecto de un término como "voladura" en relación con una cruz. La violencia dentro de esta palabra irónicamente demuestra la urgencia que siente el Foro por construir algo nuevo. Es como si el Foro pensara que podía empezar todo de cero por borrar el símbolo más visible de la dictadura. Pero además, la violencia implicada en una voladura no hace más que dar vigor a la derecha que cree que la izquierda se constituye de rojos ateos fuera de control. Es echar leña al fuego, es animar comentarios como los del Papa Benedicto. Si lo que se desea es el respeto, la dignidad y la tolerancia de la memoria de los vencidos, si lo que se espera es que un día exista una especie de "reconciliación" o consenso sobre el pasado, entonces pedir una voladura de la cruz me parece el camino equivocado.

Hace unos días, en un artículo de opinión, el historiador Julián Casanova comentó: "Es necesario dar a conocer la relación de víctimas de la violencia franquista durante la guerra y la posguerra, ofrecer la información sobre el lugar en el que fueron ejecutadas y las fosas en las que fueron enterradas." Casanova ha dicho cosas semejantes en muchos otros artículos, ponencias y libros; es uno de los historiadores españoles cuya opinión más respeto. Pero al terminar su artículo, hizo un comentario que me llamó especialmente la atención, cuando recordó que tampoco "puede dejarse de lado, abandonar o destruir, la memoria de los vencedores. Sus lugares de memoria son la mejor prueba del peso real que la unión entre la religión y el patriotismo tuvo en la dictadura. No es posible renunciar al objetivo de saber, a que coexistan memorias y tradiciones diferentes." Concuerdo con el sr. Casanova, y creo que su opinión puede aplicarse a la situación del Valle de los Caídos.

Dinamitar la cruz, aunque fuera una "voladura controlada," sería como quitar la cabeza enorme de una estatua, y dejar el resto del cuerpo del jinete en su caballo para que la gente especulase sobre su identidad. Es más, por la carga religiosa de este símbolo en particular, ¿no resultaría difícil pensar en el lugar como un espacio de reconciliación? ¿No sería como ver imposible cualquier diálogo con el "otro lado"? Es verdad que el Valle de los Caídos ha sido, por mucho tiempo, un lugar de desmemoria, tanto para españoles como para extranjeros. Pero en los últimos años la Ley de Memoria, los aniversarios de la muerte de Franco y los logros del movimiento memorialista han ayudado a revelar más y más la historia enterrada allí demasiados años. El sitio ya no es lo que era, y es capaz de transformarse más todavía. Pero no se puede hacer todo de un golpe; la memoria no se transforma de la noche a la mañana, y sólo porque se ha quitado o destruido uno de los símbolos máximos de la represión no significa que de repente el lugar pierda su vínculo con el pasado dictatorial. En ese sentido, comparto la opinión del sr. Casanova, que ve necesario no "destruir la memoria de los vencedores" por entender en sus lugares de memoria evidencia visible de la relación entre Iglesia y Estado en la España del siglo XX. Es posible que un día exista un museo donde ver las placas o estatuas de la dictadura. Pero esto sería imposible para la cruz, por su tamaño y porque ya no existiría como tal.

No creo que la cruz se vaya a retirar de donde está ahora. Costaría demasiado dinero, produciría demasiadas peleas y sería muy peligroso derribarla. Este es un asunto muy complicado, porque desde luego la cruz no es el único tema cuando se habla del Valle, sino también la Basílica en sí y las prácticas religiosas practicadas allí, las tumbas de Franco y Primo de Rivera y los restos contenidos en las criptas. La recomendación del Foro es buena en el sentido de que ha motivado la discusión sobre el sitio. Y la memoria se transforma mediante el debate.

Pensando en la polémica de la cruz, fui a buscar mis fotos de 1998, año en que hice mi primera y única visita a El Valle de los Caídos. Ya he escrito en otro post sobre aquella experiencia, así que por ahora me limitaré a subir la foto de abajo. No pude encontrar las demás fotos, porque las saqué del álbum para enseñárselas a mis estudiantes en algún momento y no sé donde están ahora. Pongo la foto de abajo como símbolo de mi ignorancia total del significado del lugar en aquel año.
En la foto, creo que miro hacia la cruz, con el paisaje detrás de mí. Para mí la cruz era, en aquel momento, un símbolo religioso. Era como si visitara cualquier otra catedral española, excepto por la cruz enorme que dominaba todo; no tenía realmente la más mínima conexión histórica para mí. Si no fuera por mi compañero (español), quien realmente no tenía ninguna ganas de acompañarme, no habría sabido de la existencia de las tumbas dentro. Avanzar rápido 12 años. Sé lo que es el Valle ahora, lo que ha sido, lo que era en un principio. No tengo muchas ganas de volver a ver este lugar, pero si regresara, ya sé que lo haría con otro conocimiento y otro fin. Al pensar en las recomendaciones del Foro, aún me quedan estas preguntas:

- ¿podría transformarse el sitio en un Memorial si permaneciera la cruz?
-¿qué harían con las tumbas de Franco y Primo de Rivera?
-¿cómo tratar la exhumación de restos de las criptas del Valle?
-¿visitarían el lugar más españoles si supieran que ya no era un lugar estrictamente de memoria franquista?
-¿qué pasaría con el artículo 16 de la Ley de Memoria? ¿No tendría que re-escribirse para reflejar los cambios?
-¿qué significa la "batalla" de este lugar para la identidad democrática o "nacional" de España?
-¿es posible tener un lugar de memoria fascista y no seguir las normas de otros países europeos, como Alemania (país frecuentemente citado, al igual que Argentina, cuando se habla de la memoria histórica en España)?
-¿cómo re-escribir la historia de El Valle de los Caídos, sin perder o borrar esa misma historia?

Creo que he llegado al fin de este post, pero no creo que haya terminado la discusión sobre este tema. Dejo las preguntas de arriba como puntos a los que habrá que volver en los siguientes meses (e incluso, años).

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