lunes, 1 de diciembre de 2008

La transmisión de la memoria de la GCE y el franquismo

Cuando se habla de la cuestión actual de las memorias históricas en España, se oyen cada vez con más frecuencia alusiones a las segundas y terceras generaciones o a los hijos y nietos de la guerra. Si Emilio Silva y el presidente del gobierno son ejemplos conocidos de estos nietos (los abuelos de cada uno murieron fusilados), ser "nieto" realmente implica mucho más que ser descendiente de una víctima de la guerra.

Las psicoanalistas Anna Miñarro y Teresa Morandi han organizado un estudio sobre la transmisión intergeneracional de la memoria de la GCE y el franquismo. La página web de la CCSM (Congrés Català de Salut Mental) informa que la gente interesada puede mandar anónimamente sus testimonios sobre "els efectes psíquics que la guerra del 36, el franquisme i el postfranquisme." Tales testimonios podrán formar parte de la investigación de las autoras.

Teresa Morandi y Anna Miñarro
foto: Ramon Vila, en La Vanguardia (27.11.08)

En una entrevista en La Vanguardia del pasado 27 de noviembre, Miñarro y Morandi afirmaron que la memoria de la guerra y el franquismo puede llegar incluso hasta la cuarta generación, en lo que llaman una "transmisión de muerte." Aleida Assmann, profesora de inglés y literatura comparada, y autora de numerosos libros, antes ha hablado de un período de extinción (mis palabras, no las suyas) de unas 3 generaciones en lo que se refiere a la memoria intergeneracional, así que a mí me interesa saber cómo las autoras manejan en su proyecto la cuestión de una transmisión tan extendida de la memoria.

Aunque Miñarro y Morandi nunca emplean la palabra "posmemoria" durante su entrevista, hacen eco de los estudios de la profesora y estudiosa Marianne Hirsch en el contexto del Holocausto. El término que Hirsch proporcionó a la "memoria" de la segunda generación (e implica que puede estar adecuado para la siguiente generación también) se ha adoptado en diversos contextos históricos y se entiende como una memoria que está simultáneamente vacía de recuerdos (personales) y constituida siempre por los recuerdos de otros (sus padres o abuelos). En su libro Family Frames Hirsch no está hablando de cualquier memoria, sino la del Holocausto en particular, así que es importante recordar que cuando se dice "posmemoria," se está refiriendo a una memoria de un pasado traumático histórico.

Como creo que el tema de la transmisión de la memoria va a ser importantísimo (ya lo es) en el contexto español, los voy a dejar con unos fragmentos de la entrevista hecha por Ramon Vila (se puede encontrar haciendo clic en el enlace de arriba, "entrevista"):

-Así que un trauma se va pasando de padres a hijos…
-Sí. Las violencias del pasado se transmiten a segundas, terceras y hasta cuartas generaciones. Hay que tener en cuenta que la Guerra Civil duró tres años, pero la represión se extendió durante casi 40 años. En todo este tiempo ni después de la Transición ha habido profesionales preparados para atender correctamente a las mal llamadas "víctimas", que nosotras preferimos llamar supervivientes.

-¿Cómo explican que un trauma se manifieste en alguien de tercera o cuarta generación?
-Esa ha sido una sorpresa. Nuestra hipótesis inicial era que los traumas van perdiendo fuerza con el paso de las generaciones, como al lanzar una piedra sobre el agua que rebota muy fuertemente en el primer impacto, pero que va disminuyendo en cada nuevo salto hasta hundirse. Hemos descubierto que en la cuarta generación el trauma rebrota muy fuertemente. Cuando ha habido un silencio de muerte y un secreto que no se ha podido contar aparece un malestar en el cuerpo más vacío de palabras, pero con muchos síntomas psíquicos. Y esto es alguien que nadie relacionaría con las vivencias de sus antepasados. Cuando abres la historia de vida de dos o tres generaciones te das cuenta de que hay un hilo conductor de ese trauma, se tiene de forma inconsciente. Al no hablar de los traumas y la situación catastrófica vivida, éstos van insistiendo hasta que salen en forma de un malestar vacío de palabras. Al haber más secretos y silencio más destacado es el síntoma.



3 comentarios:

elita dijo...

Hola Engrana,
Es curioso esto que comentas porque a mí me da la sensación de que precisamente en relación al holocausto (yo creo que sólo ha habido el de los judíos en Alemania) la memoria ha tratado de desaparecerse desde el final de la guerra. Me explico, muertos ya casi todos los recuerdos, creada ya una sólida narración (literaria, si quieres) de los hechos, la juventud alemana ya poco quiere saber de este asunto y quiere al menos liberarse de la losa de la culpa.

Aquí en España la memoria sigue tan viva, probablemente entre otras razones, porque es una memoria del orgullo y no de la culpa. Los partidos políticos y los medios, no hacen más que azuzar con esta vara del recuerdo orgulloso para subir votos uno, y audiencias otros.

Sólo la culpa nos liberará de la memoria...(¡con perdón!)

engrama dijo...

Elita,

Ante todo, gracias...si no fuera por ti, apenas habría comentarios en este blog! Siempre me das cosas en qué pensar.

Yo apunté lo del holocausto sólo porque, que yo sepa, es el contexto en que aparece por primera vez el concepto de la "posmemoria." Y sí creo que es algo que se puede aplicar en el contexto español, a pesar de que, como dices, la manera en que España y Alemania "recuerdan" (y olvidan) es muy distinto. También me interesa mirar los casos de Chile y la Argentina en este sentido. En la Argentina por lo menos, sólo unos días después de la elección de Raúl Alfonsín en 1973, ya se establecía un "comité de la verdad y reconciliación," cosa que España nunca ha tenido (ni creo que vaya a tener a estas alturas).

Pero volviendo al caso de Alemania, creo que la diferencia que apuntas se debe a varias razones, y una es la cuestión temporal: la larga dictadura franquista en contraste con la liberación de los campos nazis, por ejemplo. O la muerte de Hitler vs. la supervivencia de Franco. También, mientras España entraba en la democracia, por su parte Alemania pasaba por el llamado "Historikerstreit" ("debate de los historiadores").Lo que se debate en España estos últimos años me recuerda lo que he leído de Alemania en los años 80 (libros revisionistas sobre el Holocausto, la construcción y/o retirada de símbolos, conmemoraciones, etc. etc).

Te entiendo con lo que dices sobre la juventud alemana, que quiere "liberarse de la losa de la culpa." Tengo una amiga alemana que me ha hablado de esto. Yo creo que en algún momento esta liberación es necesario para cualquier sociedad (pero liberar no tiene que significar pasar al olvido total). No se puede seguir reciclando ad infinitum la "memoria," especialmente ahora con los nuevos medios, en que puede terminar convirtiéndose en algo que nunca fue. Sólo hay que pensar en el 11-S como ejemplo.

Para terminar...¿crees que la memoria influye la política o vice-versa?

Bueno, me he pasado un poco tal vez, pero por lo menos es un principio...

Saludos,

E.

elita dijo...

Hola Engrama,
gracias a ti por darme cuerda con tus comentarios.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en el aspecto temporal. Por supuesto el hecho de que a la guerra civil le sucedieran 40 años de dictadura cambia mucho las cosas y las percepciones de la gente.

No es posible que todos lo que vivieron el franquismo, independientemente de su postura política, puedan hacer revisionismo de forma tan enérgica como ocurrió en procesos similares pero que responden a sucesos más cortos en el tiempo.

El caso de Alemania es especial a mi modo de ver. Por un lado por la propia naturaleza del nazismo, y por otra por que no ha habido percepción de crueldad fraticida. Los judíos - y el resto de las víctimas - siguen siendo "los otros". Además, hay un fenómeno adicional en Alemania. Los brutales bombardeos aliados sobre las ciudades alemanas al final de la guerra fue asumido como un castigo justo y merecido. (A este respecto la obra de Sebald, "Historia natural de la destrucción", es para mí absolutamente clarificadora).
Es curioso también que sobre estos hechos el sentido de culpa de los países aliados no existe, por no hablar del inexistente arrepentimiento de los Estados Unidos en relación a Hiroshima y Nagasaki. (Deberíamos reflexionar al respecto.)

En cuanto a las dictaduras suramericanas también creo que hay mucha diferencia. En ese caso no hubo guerra civil previa y por tanto parece más sencillo buscar la culpa de un solo lado. (Por cierto, creo que a la hora de hablar de Suramérica, olvidas, entre otros, a Cuba).

El problema de España a este respecto es que es imposible desligar la Guerra Civil del Franquismo. Si se ataca a Franco y su época (y sus barbaridades de posguerra) sus partidarios buscarán cohartada en la Guerra Civil. Si sólo se analiza la GCE, todos resultan igual de culpables, y por tanto preferirán reivindicar aquellos tiempos que asumir su culpabilidad. (Por cierto, ¿toleraríamos a Millán Astray en la celebración de la constitución al igual que toleramos a Carrillo?) Tengo mis dudas.

Para poder hacer un análisis no partidista de la historia habría que separar una época de otra. Yo creo que esto además le toca hacerlo primeramente a la izquierda. Si los afines al bando republicano tuvieran la hornadez y valentía de condenar enérgicamente las barbaridades del Frente Popular, dejarían sin argumentos a los partidarios de los nacionales y sería más fácil encontrar consenso sobre lo que es necesario revisar y condenar del franquismo. Desgraciadamente la izquierda también se aprovecha de la manipulación de la historia y prefiere frentes en conflicto a una análisis sosegado y más transparente de la historia.

Respecto a lo que me preguntas, creo que ya lo contesto un poco más arriba. Los políticos - sobre todo en un sistema de partidos como el nuestro - son los seres más deshonestos e interesados que existen. Así que manipulan todo lo que pueden por un puñado de votos. La memoria, como casi todo lo que nombran no les importa más allá de las próximas elecciones.

Yo si tuviera algún familiar desaparecido, no toleraría lo que está ocurriendo en España, con el gobierno y sus medios afines aprovechándose de mi dolor o de mi inquietud para cargar contra otros, a los que tampoco le importo un bledo. Afortunadamente, no estoy en esa situación.

Bueno, ahora me he alargado yo mucho.
Saludos.

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