sábado, 8 de noviembre de 2008

"Aunque fuese en inglés" - Otra vez, Garzón

Hoy, en una columna titulada "La transición," el escritor y periodista gallego Manuel Rivas ha escrito sobre el auto de Garzón y la manera en que ciertos "padres y guías predilectos de la Santísima Transición. . .ahora amonestan a diario a aquellos que no se atienen al programa." Rivas concluye su breve editorial diciendo que "el auto de Garzón claro que tiene un sentido simbólico, además de su valor jurídico. Salva a la Justicia. Debería acompañar a la Constitución como anexo. Y los profesores de ética, divulgarlo en la escuela. Aunque fuese en inglés." Aunque fuese en inglés. Con esta frase Rivas sugiere que no vaya a ser BG que determine la resolución del auto, sino que puede ser alguien que, como dice el profesor e historiador Julián Casanova, sea "un juez de fuera" (ver "Si a Garzón no le dejan, lo hará un juez de fuera").

Confío en la opinión de Casanova (ver foto abajo, de www.publico.es), y es obvio que otros también, porque el profesor ha sido elegido para participar en el comité oficial del juez. Tuve la fortuna de escuchar a Casanova pronunciar un discurso en persona en un congreso al que asistí sobre la GCE, pero antes lo había leído con gran interés, tanto en sus columnas en El País, como en sus libros sobre la contienda. Hoy, Público.es publica una entrevista bastante extensa con él; aquí me gustaría comentar un poco la idea que cita allí - la de que los crímenes franquistas se tendrán que juzgar desde fuera, en vez de desde dentro de España.

Hace poco cité en este blog a Paul Ricoeur (ver post del 1 de noviembre) y su comentario de que hace falta una "tercera persona" para mediar entre la dicotomía víctima-verdugo. Por supuesto Ricoeur no se refiere a España. El auto del juez BG no se piensa para juzgar a criminales franquistas (o sea, castigarlos). No se está hablando de una época de historia reciente: los mencionados en el auto ya fallecieron hace muchos años. Pero puede ser útil la idea de Ricoeur si se consideran 2 puntos: 1) la participación anterior del juez en el caso Pinochet y 2) los intentos repetidos (y según parece, fracasados) de ocuparse del pasado franquista en España por medio de la Ley de Memoria u otros actos simbólicos de reparación.

Tiñe de otro color la situación actual de BG si se recuerda la forma en que mediaba en el caso Pinochet. Por cierto había muchas críticas de Garzón en aquel entonces - se preguntaba que por qué había que tener el pueblo chileno a un juez exterior (y sobre todo, uno de España) metido en un asunto nacional. Pero también había los que aplaudieron la aplicación de la justicia universal, o sea, la noción de que el caso constituía un asunto internacional por haber sido cometidos crímenes contra la Humanidad. Aunque falleció Pinochet antes de que pudiera ser juzgado (como casi todos los ex-dictadores de la historia), su detención en Londres en 1998 marcó, sin duda, un momento decisivo en la trayectoria del caso.

Es curioso pensar que, mientras que antes BG era el "juez de fuera," ahora es posible que necesite el mismo tipo de "intervención." Según Casanova, si no es BG, será otro juez, porque "el proceso ya es imparable." Hay los que ven el auto del juez como síntoma de los fracasos de la Ley de Memoria. Es decir, la justicia ha tenido que actuar donde la política no ha podido o querido. Como comenta Emilio Silva, "la ley de la Memoria del Gobierno no se ha responsabilizado de las exhumaciones y las familias han tenido que buscar otra vía para que el Estado se responsabilice" (de "La ARMH recurrirá el acuerdo...," de Europa Press, citado en www.memoriahistorica.org). Pero tal vez tampoco sea una cuestión del Estado español. Tal vez el auto tenga que escribirse desde fuera. Porque de momento parece como si la discusión sobre la competencia del juez se estuviera apoderando de la de las exhumaciones de las fosas comunes, de las víctimas y sus descendientes.

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