En clase esta semana hemos empezado a leer La voz dormida, de Dulce Chacón. Esta novela salió en 2002, poco después del éxito enorme de Soldados de Salamina, de Javier Cercas. También leeremos la de Cercas, pero la he guardado para el final del semestre, reconciendo sus desafíos lingüísticos, literarios e históricos para estudiantes cuya primera lengua no es el castellano. En este post, sin embargo, no es mi intención hablar de cualquier una de estas obras. Pero sí me parece una casualidad interesante el hecho de que justo cuando empezamos a leer La voz dormida -- una novela que tiene lugar mayormente en la cárcel femenina de Ventas, de Madrid -- se empiecen los preparativos para demolir la antigua cárcel de Carabanchel (ver entrada de este blog el 28.9.08).
Según El País (ver artículo aquí), "[p]ese a que las excavadoras están paradas, la sensación es que la demolición del penal es inminente. Hay una docena de guardias de seguridad que vigilan la zona." Parece confirmar esta información un vistazo al sitio web de la Asociación de los vecinos de Aluche, en que aparece esta descripción con la siguiente foto:
"A la 1 de la madrugada de este martes 21 de octubre, el Gobierno ha comenzado el derribo de la antigua cárcel de Carabanchel.Este comienzo, nocturno, como todas las actividades que se quieren ocultar, es una falta de respeto a los representantes sociales que demandan un centro por la memoria, a la comunidad artística y a los otros poderes del estado de derecho."
Dice esta misma página que a las 18h iba a haber una manifestación por parte de los ex-presos y vecinos de la zona. Y mientras que el portavoz de la Asociación ha comentado que "[t]odavía queda algo de esperanza," el sitio web de los vecinos parecería indicar lo contrario.
Como extranjera, no me atrevería a opinar qué hacer con la cárcel de Carabanchel. No es mi derecho. Aún así, me parece importante señalar, especialmente dadas las últimas novedades en el auto de Garzón, cómo el lugar físico de la cárcel se ha cogido en medio de dos perspectivas. Como se sabe, por un lado hay las viviendas y el hospital que se han propuesto para ocupar el espacio de la cárcel actual. Pero por otro lado, se ha propuesto guardar y utilizar parte de la construcción existente para crear un centro por le memoria histórica. El Ayuntamiento de Madrid ha citado peligros estructurales en la cúlpula para explicar su derribo.
Cambiando ahora un poco de tema, como me he enterado hoy, para mis estudiantes, uno de los desafíos de leer la novela de Chacón es la gran cantidad de nombres y voces que se mezclan en ella -- Hortensia, Elvira, Pepa, Felipe, Paulino, Don Fernando, Mercedes, Reme, Tomasa, doña Martina. Y esos, sólo algunos personajes que se me ocurren en este momento, y de los primeros 20 capítulos. Pasamos mucho tiempo tratando de establecer quien es quien: tuvimos que hablar de contenido hoy, y postergar un día la interpretación. Como he leído la novela un par de veces ya, no me cuesta mantener en orden los nombres o identificar quien está en la cárcel y quien, en el exterior.
La situación con la cárcel de Carabanchel me ha recordado esta novela, y las muchas voces que interactúan e intentan hacerse oír por arriba del ruido de la destrucción. La cárcel de Ventas en La voz dormida ya no existe, y puede ser difícil saber dónde estaba antes de su demolición. Como explica Fernando Hernández Holgado en su libro Mujeres encarceladas. La prisión de Ventas: de la República al franquismo, 1931-1941 (2003), tampoco hay "ningún monumento, placa o aniversario alguno [que recuerde] que en aquel solar, ahora zona residencial, estuvo la que durante unos pocos años fue la primera cárcel-modelo de mujeres, y que una vez terminada la guerra civil se convertiría en la prisión más poblada de la historia de España" (20-21). ¿Es esto lo que pasará con la cárcel de Carabanchel, una prisión que presenció la guerra, una prisión en la que vivían presos políticos durante la dictadura?
Para Hernández, "si existe un 'lugar de memoria' para Ventas, sería intangible y estaría ubicado en la voluntad de las antiguas presas supervivientes de seguir custodiando el recuerdo de lo ocurrido dentro de sus muros" (21). Este comentario también puede reflejar la situación actual de Carabanchel (aunque creo que existe mucha más documentación de esta cárcel que la de Ventas). Por lo menos desde el ángulo (siempre un poco distorsionado por la distancia física) que tengo, Carabanchel parece representar o resumir la lucha de los años pasados para fomentar un discurso de la memoria histórica en España. ¿Qué pasa cuando se quita un "lugar de memoria" pero no se recuerda ese lugar? ¿Hay alguna propuesta del Gobierno para recordar este sitio cuando se construyan las nuevas viviendas? De momento no lo he podido averiguar.
Por ahora, un reportaje bastante detallado e informativo sobre Carabanchel y su relación con el franquismo. . .
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