domingo, 14 de septiembre de 2008

La teoría de los "dos diablos"

El informe Nunca más es un documento extenso y esencial para cualquier persona a quien le interesa el tema de derechos humanos; se conoce por los testimionios explícitos sobre torturas, detenciones y secuestros ocurridos en la Argentina durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional. No he leído el informe completo, pero me familiaricé con él al estudiar narrativa y cine sobre la dictadura argentina. Obviamente, no se puede equiparar el contexto dictatorial argentino con el español - y tienen poco en común las transiciones a la democracia de estos países. Quisiera dejar claro desde el principio que aquí estoy hablando de dos contextos totalmente distintos. Aún así, a veces lo que encontramos en estudios de otras dictaduras puede tener cierta resonancia en el contexto español.

En su libro sobre la dictadura argentina, Postmemories of Terror, escribe Susana Kaiser que el informe Nunca más empieza con un reconocimiento del papel de la ultra izquierda, al igual que el de la ultra derecha. Según Kaiser, este intento de balance, o esta manera de "repartir" la culpabilidad a toda la gama política, demuestra que "this society 'convulsed' by terror neither had any participation or responsibility, nor has any role to play in the present in demanding accountability" (25). Para justificar su tesis, Kaiser cita una serie de entrevistas con argentinos de la "segunda generación" (mayormente, jóvenes porteños asociados con organziaciones políticas o con supervivientes de la dictadura), en las que es frecuente oír nombrar lo que ella llama "la teoría de los dos diablos" ("Two Devils Theory"). Es decir, al ser preguntados por lo que saben con respecto a la dictadura, los jóvenes del estudio de Kaiser suelen contestar que a los dos grupos políticos se les puede echar la culpa de lo que ocurrió después.

Menciono aquí esta teoría porque creo que merece la atención que Kaiser la presta. En España también ha sido común oír decir, "bueno, en los dos bandos hubo matanzas. En los dos bandos se cometieron atrocidades." Luego, se pregunta que por qué se excava, literal o simbólicamente, en el pasado, si es que sólo reabre heridas. También es frecuente citar la idea de que en la derecha hubo víctimas, víctimas de las que ahora se olvida la gente que aboga por la "recuperación de la memoria histórica." Se comenta la violencia republicana para "balancear la cuenta" - "bueno, si es que los rojos también mataban..." Por casualidad, después que empecé esta entrada, salieron varios artículos en El país este fin de semana que también apuntan esta tendencia -- lo que llama el historiador y profesor (Universidad de Zaragoza) Julián Casanova, "las teorías del fifty-fifty" ("Juicio a la barbarie").

Según Casanova, era común encontrarse con dificultades al investigar la GCE a fines de los 70, y durante los 80:
Cuando yo pedía dinero para proyectos de investigación a mediados de los ochenta (en instituciones controladas casi todas entonces por los socialistas), se me contestaba que a condición de que analizáramos también la violencia de los otros, de los rojos/republicanos, como si esa violencia hubiera estado también oculta. Era el momento en que las teorías del fifty-fifty, las culpas repartidas al 50%, parecían marcar la política correcta.
Por cierto, las condiciones citadas por Casanova se han mejorado bastante desde los 80. Pero sólo hay que echar un vistazo a la prensa diaria, a los sitios web que profesan hablar de la "verdadera memoria histórica" (léase: la de los nacionales), o a los comentarios al final de un artículo periodístico electrónico para saber que las teorías del fifty-fifty no se han borrado por completo. De hecho, a veces parece que están gozando de más atención que nunca. Lo expresa "Paco 1946" en el comentario número 39 del artículo de hoy, "Juicio a la barbarie:" "Pero no oigo hablar de desenterrar a tantos curas y monjas que murieron en la Casa de Campo. El ser humano sin sentimientos está en todos los sitios ( derecha ó izquierda) y sus maldades no tienen´límite." También, en el sitio web de "memoriahistorica.COM," que parece existir con el mero propósito de contradecir el trabajo de la ARMH en "memoriahistorica.ORG." Leemos en la página principal del primer sitio: "Comenzamos este blog para dar a conocer las barbaridades que se cometieron por parte de los ascendientes ideológicos de aquellos que han elaborado la Ley."

Es hora de que
se cuestione la discusión que surge cuando se habla de la memoria de los "vencidos" (o sea, que también se ha de considerar lo que hicieron los republicanos). A primera vista, el argumento que se hace puede parecer legítimo en cualquier sociedad democrática y liberal en que se ha valorado la convivencia de una variedad de perspectivas políticas. El problema es que la derecha ha aprendido a explotar tal convivencia para su propio bien. Por ejemplo, en la reinvindicación del pasado por la derecha - el lamento repetitivo de "nosotros también sufrimos" - se emplea la idea de que en una sociedad liberal, todo el mundo se puede expresar como quiera (que pueden convivir múltiples perspectivas, aunque entren en conflicto con la una a la otra). Pero desde su perspectiva, no es así - la verdad, en este caso, sólo se refiere a lo que dicen personas como "Paco 1946" o sitios como memoriahistorica.COM. En otras palabras, la verdad (o La Verdad) representa aquella "versión oficial" de la Historia que ya estaba escrita durante 36 años de dictadura (y más).

En el mejor de los casos,
Two Devils Theory (lo cito en inglés, ya que el libro está escrito en ese idioma) representa una perspectiva sumamente ingenua frente al pasado traumático histórico. Hay que reconocer que puede haber razones que se ha arraigado esta perspectiva, como una falta de información (libros de texto que crean esta idea del pasado, por ejemplo). Pero en todo caso, esta perspectiva permite cierta neutralidad frente al pasado al exculpar a todo el mundo. En el peor de los casos, tal teoría es una falacia lógica diseñada (conscientemente o no) para evitar la responsabilidad para con ese pasado y sus víctimas. Es decir, si ya se ha determinado que nadie pudo evitar lo que hizo durante la guerra o la posguerra - que a todos se les podía echar la culpa - entonces, también se puede preguntar, ¿para qué razón crear una "comisión de verdad y reconciliación"? ¿Para qué extraditar a ex-dictadores y a sus parientes y amigos? ¿Para qué crear un registro de represaliados, desclasificar archivos, retirar símbolos franquistas, exhumar restos de fosas comunes? La lista de preguntas se vuelve interminable y ridícula. El argumento de los dos diablos es absurdo. Implica que nunca se puede juzgar a nadie para nada, porque todos participaron y contribuyeron a su propia destrucción y a la de otros.

¿Hay momentos en que "la verdad" no signifique un balance de perspectivas sino una universal? El filósofo Slavoj Žižek, en otro contexto, parece hablar de esta situación exacta cuando dice, "universal truth can only be articulated from a thoroughly partisan position; truth is by definition one-sided. This, of course, goes against the predominant doxa of compromise, of finding a middle path among the multitude of conflicting interests" (en: http://www.lacan.com/zizek-plea.htm). Parece que la derecha ya está actuando bajo este principio, mientras la izquierda sigue operando bajo la noción de que una variedad de perspectivas puede, y debe, exisitir acerca del tema de la GCE y el franquismo. El ideal democrático de un marco que pueda soportar una variedad de perspectivas depende de la participación y colaboración de todos. Si en España hubiera una comisión de Verdad y Reconciliación, no se podría establecer si un lado decidiera no participar. Pero España no ha tenido tal comisión -- para ocupar su lugar, hay la Ley de Memoria Histórica. Hay la ARMH. Y recordemos a cuál partido decidió no votar a favor de la Ley de Memoria Histórica.

Hay que cuestionar la "teoría de los dos diablos," aún tan presente en el discurso sobre la GCE y la dictadura. Primero, se ha de identificar las circunstancias en que surgen tales explicaciones del pasado. Luego se puede cuestionar por qué se apela tanto a esta falacia. ¿Cuál es la historia que parece querer subrayar? ¿Cuál, esconder?

La izquierda también tiene obligaciones. En primer lugar, tiene la obligación de reconocer su propio papel en la creación y el mantenimiento del "pacto de silencio," especialmente durante los 80. En segundo lugar, tiene el deber, cuando se presentan críticas como las que he mencionado arriba, de salir en su propia defensa. Tiene la responsabilidad de enfatizar en cada oportunidad que se le presente, que no, no se tiene que hablar una vez más sobre las pérdidas de la derecha o sobre todos los males que hicieron los rojos. Otra vez, de eso se habló durante 36 años. Aquella historia ya se contó. ¿Por qué nadie habla de fosas comunes que contengan restos de franquistas? ¿Por qué cada día sale otra noticia hablando de republicanos enterrados en una cuneta? Porque estas historias, como apunta Casanova, son las que han estado ocultadas, no las del bando nacional.

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