viernes, 7 de agosto de 2009

Viejos fantasmas: "Estado policial" vs. "franquista de Champions League"

Ayer María Dolores de Cospedal le acusó al gobierno de haber creado un "Estado policial," destinado a perseguir políticos de su partido, el PP. Hoy he leído un comentario de Eduardo Madina, en que el Secretario general del PSOE en el Congreso critica duramente al PP valenciano : "Resulta fácil comprender, por tanto, que al PP valenciano que encuentra idóneos a procuradores franquistas no le guste Leire Pajín para la representación democrática de la sociedad valenciana." Madina, hablando en defensa de Leire Pajín, explica que al PP valenciano sólo le gusta votar como José Miguel Ortí, el senador "popular" valenciano entre 1986-1996, "al que define como 'un franquista de Champions League.'"

Sin duda, las palabras de Madina van en respuesta a las de Cospedal. Aquí, lo que me interesa no es tanto el porqué de los comentarios hechos por Cospedal y Madina, sino las alusiones a la dictadura franquista que hacen ambos. Por su parte, Cospedal utiliza la frase "Estado policial," algo que muy fácilmente podría haber descrito el régimen franquista. De manera implícita, Cospedal asocia al gobierno actual con el franquismo (o por lo menos con algún gobierno totalitario), especialmente cuando habla del "grave riesgo" que corre la democracia bajo la Presidencia de Zapatero. Por su parte, Madina le responde indirectamente a Cospedal, conectando a los del PP de hoy - Rajoy, Cospedal, Sáenz de Santamaría - con dirigentes "franquistas" del pasado.

Es muy interesante cómo los dos políticos, de bandos ideológicos totalmente opuestos,recurren a fantasmas del pasado para establecer sus críticas. Es difícil o imposible imaginar cómo alguien del PP se atrevería a llamar "franquista" a cualquier persona. En contraste, puesto que se les "prohíbe" tal término, tienen que limitarse a utilizar referencias al fascismo, totalitarismo, nazismo, etc. Los casos de España y Estados Unidos son totalmente distintos; no obstante, vale la pena mencionar un ejemplo reciente para explicar lo que quiero decir. Hay los que se empeñan en llamarle "nazi" o "fascista" a Obama - hasta existen fotos en webs de la extrema derecha en que se le han dibujado un bigote al estilo de Hitler! Apropiar un término como "nazi" y emplearlo contra un afro-americano es un cargo muy grave, y se debe considerar así. Volviendo al ámbito español, puede que a ciertos dirigentes del PP les moleste su "herencia" franquista, y así, antes de ser criticados ellos por ser "fachas," prefieren acusarles a los demás de este delito.

La izquierda también recurre a términos de alto valor político - en este caso "franquista" - para acusar y deshonrar públicamente a sus oponentes. ¿Quién desea que le llamen "franquista"? Todo el mundo sabe que no es un título de honor: es decir que uno pertenece a otra generación o que es de la vieja guardia. Es decir que sus ideas están pasadas de moda. Pero lo más serio es que decir "franquista" equivale a no ser demócrata -- o, por lo menos, no gustar la democracia.

Los comentarios de Cospedal y Madina pueden parecer inocuos cuando se comparan con otros que se han hecho en otras circunstancias. Pero a mi parecer realmente nos ofrecen dos oportunidades de ver resurgir los viejos fantasmas de la dictadura. El régimen mantiene una presencia hasta en la terminología que eligen los políticos.

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