lunes, 24 de noviembre de 2008

La Iglesia y la GCE: la película "La buena nueva"

Aún no he visto Los girasoles ciegos, pero por el tráiler y por haber leído Cuarta derrota, el último relato del libro de Alberto Méndez, sé que figura mucho un joven hermano, Salvador. En el relato, Salvador se obsesiona con Elena, la madre de Lorenzo, uno de sus alumnos, cuyo padre se esconde en un armario de la casa. El año es 1942, y Salvador lleva más de 10 años en el seminario; en el relato, escribe una carta a un "reverendo padre" que sirve de una especie de confesión, y decide abandonar la vida religiosa a cambio de la laica. No quiero decir demasiado sobre esta historia, pero creo que el libro de Méndez es uno de los mejores que he leído desde hace mucho sobre la GCE y la posguerra. En este blog ya escribí de Segunda derrota, el segundo relato de este libro.

Recientemente, he leído en un blog sobre una nueva película, "La buena nueva" (dir. Helena Taberna) ambientada en la España de 1936. Me agrada especialmente ver una película sobre la guerra dirigida por una mujer, porque de momento me cuesta pensar en otra. La película trata de un párroco, Miguel (Unax Ugalde), que según el sinopsis del filme, se encuentra en un pueblo socialista justo antes de la llegada de los nacionales. El párroco defiende a los represaliados y "se enfrenta a la jerarquía eclesiástica y militar, poniendo en juego su propia vida."

La cuestión de la Iglesia y la GCE es un tema que aún no se ha tratado mucho, excepto por algunos historiadores como Julián Casanova (ver La iglesia de Franco) o Paul Preston. Como explica la directora en una entrevista, es un "punto hasta ahora inédito en toda la filmografía que se ha hecho sobre. . .un tema que yo creo que requiere muchas más películas." Tal vez es que falta uno de los componentes más necesarios: la Iglesia nunca ha perdido perdón por colaborar con el régimen franquista. Por supuesto que es verdad que los republicanos mataron a unos 7.000 personas religiosas, quemaron iglesias y conventos y destruyeron reliquias y otros objetos religiosos. La imagen dantesca de las momias expuestas a la luz es una de las más frecuentemente vinculadas con la persecución republicana de los nacionales. No se trata aquí de categorizar estadísticamente cuál bando sufrió más pérdidas. Se trata de una Iglesia anacrónica, que se empeña en seguir beatificando a sus "mártires" de la GCE (siempre que se acerque alguna fecha importante para los "vencidos" de la guerra, como la aprobación de la Ley de Memoria), y promoviendo su propia historia de "víctimas" sin jamás admitir su papel en la represión franquista.

La figura del cura contaminado del mal (parece que tiende a ser católico) predomina no sólo en el cine español, sino a través de toda la historia. Para mí, también es un personaje un poco pesado ya -- limita nuestro entendimiento del pasado dividir a los protagonistas en puros buenos y malos, en vencedores y vencidos, en perseguidores y perseguidos. Por eso me alegra saber que La buena nueva parece tratar de una forma más matizada al clero. En una entrevista con Ian Gibson, el biógrafo de Lorca, Gibson apunta este detalle: "No es una película en absoluto maniquea, de buenos y malos. Hay maldad, claro, en ese apoyo de la Iglesia a la criminal sublevación de Franco, pero, como digo, vemos matices. Por ejemplo, el obispo tiene sus dudas, no es un personaje plano."

En una entrevista con Unax Ugalde, Ugalde (que protagoniza al cura) comenta, "Nuestros abuelos todavía tienen miedo de hablar de la Guerra Civil, y las generaciones posteriores la hemos olvidado." Tal vez es por eso que Gibson dice que es especialmente importante que los jóvenes vean la peli. Otra vez, yo la tendré que esperar, pero de momento me contentaré con el sitio oficial que contiene mucha información, y el tráiler:

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