miércoles, 3 de septiembre de 2008

"¿Quién se beneficia de esto?" - el censo de desaparecidos

Ante todo, quisiera saludar a Elita (recomiendo ver su excelente blog literario Bibliácora) y agradecerle el dato del artículo en El País que me comentó el otro día.*

Es difícil saber donde empezar esta entrada, considerando la cantidad de artículos publicados hoy sobre Baltasar Garzón y la creación de un censo de desaparecidos del franquismo (y temas relacionados). Esta mañana, sólo en El País (periódico que leo diariamente), había por lo menos 3 artículos nuevos, más un editorial, "Garzón y la memoria." Aunque geográficamente yo esté lejos de España, creo que sería cierto decir que éste es un momento histórico para el país. Según Natalia Junquera ("Media España, sin datos), "[c]on su petición de datos para realizar un censo de desaparecidos y muertos por la Guerra Civil, el juez Baltasar Garzón revolucionó ayer a asociaciones, investigadores e instituciones públicas de casi toda España."

*El 2 de septiembre, El País publicó un artículo de Manuel Altozano, "Garzón lanza la mayor investigación sobre desaparecidos del régimen de Franco." La noticia salió días después de que organizaciones como la ARMH criticaron a Garzón por haber asisitido a exhumaciones y ayudado investigaciones en otros países fuera de España. Hay aspectos complicados del proceso legal en España que reconozco no entender del todo. Pero sí es evidente que la participación de Garzón ha sido fundamental en acelerar los trámites para identificar y documentar a los desaparecidos.

A veces, lo que me parece casi tan interesante como los artículos que salen con respecto a este tema son los comentarios que se publican a su final por los lectores. Los foros de discusión, las salas de chat y otras regiones del mundo virtual parecen incubar gente de una mentalidad extrema -- o de izquierdas o de derechas -- que no puede callarse la boca, exhibiendo así para todo el mundo las opiniones que tal vez no se atreverían a comentar públicamente. A veces hablan por hablar, a veces por ver cómo le responden, a veces por apoyar o defender a alguien con ideas parecidas. Si el tema es controvertido, como casi siempre suele ser el de la GCE y la memoria histórica, echo un vistazo a los comentarios al final del artículo para salir del lenguaje (supuestamente) objetivo y ver qué es lo que opina la gente común y corriente.

No me acuerdo ahora del artículo en que apareció esta pregunta, pero la apunté porque me pareció relevante, aunque se hizo con un tono un tanto amargado o mosqueado. "¿Quién se beneficia de todo esto,?" preguntó la persona del comentario número 60, y, si mal no recuerdo, después de haberse preguntado si también contaban víctimas de otras guerras y de otros momentos históricos. Más que sugerir que las últimas noticias surgían por razones políticas, la irritación del autor parecía provenir de la distancia temporal de la GCE y el franquismo.

Se ha oído mucho, sobre todo del PP (pero también de otros), que todo lo referido a las fosas, la simbología franquista, las conmemoraciones, y la ley de Memoria es reabrir heridas, es remover el pasado para no dejar cicatrizar las heridas. Como antes he hecho aquí, me pregunto: ¿de quién(es) son estas heridas? ¿Cuál es el pasado que tanto desean dejar enterrado los que critican propuestas como la del censo, la desclasficiación de archivos, o reparaciones para los descendientes de represaliados? La pregunta "¿quién se beneficia de esto?" es una pregunta egoísta si se considera, en primer lugar, para qué razón existen tales intentos de identificación, documentación y reparación. La pregunta se niega a examinar las razones tras las decisiones recientes sobre qué hacer (o no) con el pasado traumático histórico: su autor determina que el caso del franquismo no merece un tratamiento especial, ya que hay tantos casos parecidos en la Historia.

Quién se beneficia de esto. Avishai Margalit, en su libro The Ethics of Memory, habla de qué obligaciones -- si es que las hay -- tenemos frente al pasado. ¿Hay un deber a recordar? ¿Hay un "derecho a la memoria," como dijo Dulce Chacón? O, ¿hay un exceso de memoria, como proponen otros como Manuel Cruz en Las malas pasadas del pasado? Creo, como Margalit, en lo que llama la "ética de la memoria." Esa ética, según la entiendo yo, no sólo significa nuestra responsabilidad hacia el pasado, sino hacia el futuro. En cualquier contexto político, hay que romper con la idea de que todo lo que hacemos ahora lo hacemos por y para nosotros.

Sé que la pregunta se formuló como un comentario suelto al final de un artículo. Sé que es una opinión entre muchas. Pero preguntar quién se beneficia del censo propuesto o de las exhumaciones es un insulto a los muertos, y un insulto a sus familias. No hay "beneficios" cuando se está hablando de guerras.

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