Mapa de la memoria se refiere al sitio mismo y al blog enlazado. Gracias a Google Maps, Mapa de la memoria nos ofrece un mapa satélite de España y sus ciudades principales, por encima de las cuales se han imprimido símbolos de diversos colores. Estos símbolos representan elementos como "fosas comunes" (rojo), "simbología franquista" (azul) y lugares de "detención e internamiento" (gris). El mapa se ha diseñado para estimular la participación activa en su creación, haciéndolo una herramienta más en la "recuperación de la memoria histórica." Incluso se puede encontrar información relacionada en otros países. Por ejemplo, hay una estatua conmemorando a las Brigadas Internacionales en Ottawa, Canadá. Veamos un ejemplo de cómo funciona.
Haciendo clic al azar en un botón rojo, se ve saltar una cajita blanca que explica, "Fosa común 14 Republicanos asesinados en paredes Cementerio antiguo." Luego hay dos botones - "Ver más" y "Editar." Haciendo clic en "Ver más," vemos los nombres de los 14 hombres fusilados. También se puede ampliar una foto que acompaña la descripción.
Hace unas semanas, me atreví a contribuir un dato a este sitio con una foto del nombre "José Antonio Primo de Rivera," en la fachada de la catedral en Granada (ver foto abajo). Saqué la foto principalmente para compartir con la clase que doy este semestre. Vi que Mapa de la memoria ya tenía una breve descripción de este edificio, pero no había foto, así que se la mandé a los editores. Tuve que incluir el email, y pocos días después, apareció la foto junto a la descripción. Sin embargo, de vez en cuando --como hoy - por alguna razón que desconozco, puede desaparecer un dato. Por ejemplo, hoy cuando se hace clic en Granada, sólo se ve un botón azul que dice, "Monumento a Primo de Rivera." La información sobre la catedral ya no está.
Aún así, hay 749 otros puntos de referencia para mirar e investigar.
Lo realmente innovador de este sitio es la posiblidad que nos ofrece de identificar lugares en común, no sólo en el país mismo, sino también en un nivel internacional. Además, nos habla de la capacidad de revisar la memoria del pasado al hacernos conscientes de los espacios físicos que ciertos discursos han ocupado durante mucho tiempo.
Quisiera comentar ahora las protestas que se han oído frente a la retirada de tales símbolos en España. Quizá el ejemplo que más atención ha llamado fue la retirada de la última estatua de Franco de su pedestal en Nuevos Ministerios en marzo de 2005. Esta retirada, que se hizo de madrugada, creó un espectáculo, cuando levantaron con una grúa a Franco en caballo, y lo taparon parcialmente con una lona. Una de las imágenes más emblemáticas para mí era una foto que publicó el próximo día El País, de un grupo de gente presenciando la despedida nocturna del dictador. En la foto se veía un hombre en la parte de enfrente, el móvil en la mano, captando la escena en la cámara más conveniente de nuestra época. La foto de la foto pareció retratar el momento en que la ausencia pasaba a la presencia, al discurso.
Sin duda, la hostilidad con que algunas personas reaccionaron a esta decisión del gobierno socialista tuvo que ver con la sensación de que lo hacía casi a escondidas cuando nadie podía protestar, o que fue una decisión puramente política. Para otros, esta decisión representa - junto con otras parecidas - un involucramiento excesivo del gobierno socialista de ZP, uno que remueve el pasado y encima, borra la evidencia importante y necesaria de la Historia de España. Esta es una perspectiva que se niega a considerar cómo perciben tales monumentos, placas y letreros las personas que más fueron afectadas por ellos.
No suele ser prudente sugerir comparaciones entre dos contextos históricos completamente diferentes. Aún así, si consideramos la bandera confederada del sur en Estados Unidos -- reliquia de otra guerra civil - y el debate en torno a su exposición, sobre todo en sedes gubermentales, vemos que surgen cuestiones parecidas con las de España. Es evidente que para algunas personas esta bandera representa la historia - es un símbolo de herencia y de orgullo. Pero por otro lado esta bandera es un símbolo doloroso y racista, y representa un pasado marcado por la esclavitud, el odio y la desigualdad. Así que, ¿quién tiene derecho de determinar dónde y cómo se exhibe?
Volviendo ahora al contexto español, desde 2005 y la retirada de la estatua ecuestre de Franco, se ha aprobado la Ley de Memoria Histórica, cuyo artículo 17, "Símbolos y monumentos históricos," explica explícitamente:
Los órganos que tengan atribuida la titularidad o conservación de los monumentos, edificios y lugares de titularidad estatal, tomarán las medidas oportunas para la retirada de los escudos, insignias, placas y otras menciones conmemorativas de la Guerra Civil, existentes en los mismos, cuando exalten a uno sólo de los bandos enfrentados en ella o se identifiquen con el régimen instaurado en España a su término. Lo previsto en el párrafo anterior no será de aplicación cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas u otras de interés general que lo hagan improcedente. En estos casos, podrá considerarse, de acuerdo con las circunstancias, la forma de dar testimonio de homenaje y recuerdo a todas las víctimas de la Guerra Civil.A pesar de las críticas de la ley, este artículo intenta reconocer y "compensar" simbólicamente a los que han encontrado y siguen encontrando ofensivos e innecesarios estos símbolos en una sociedad democrática. Entender la ley como una mera propaganda del gobierno del PSOE no indaga en las razones por las que fue establecida.
Pase lo que pase con los símbolos (en otro momento hablaré sobre las excepciones a este artículo) franquistas, creo que los debates que han surgido sobre su conservación o retirada son fundamentales, porque significan que se ha alcanzado más franqueza sobre el pasado franquista. Además, enfatizan que no hay una memoria histórica. El Mapa de la memoria, en este sentido, reúne múltiples niveles de significado asociado con un lugar físico - nos muestra lo que "es" y también lo que ha sido.
Al hablar de la GCE, es común oír comentarios del tipo, "bueno, en los dos bandos cometieron atrocidades." O, cuando se habla de la retirada de símbolos franquistas, que alguien dice, "bueno, es que a mí nunca me ha molestado aquella estatua;" "si no hace daño la placa que dice 'caídos por Dios y la Patria';" "ha estado aquí mucho tiempo, así que por qué lo quieren quitar ahora?," etc. etc. En contraste con las fuertes posiciones mantenidas por los partidarios y los oponentes de la retirada de la simbología, siempre hay los que demuestran una falta total de interés - incluso, apatía - en evaluar críticamente el porqué de la existencia de los símbolos, y el porqué de las emociones generadas acerca de ellos. Es precisamente este tipo de actitud que parece intentar evitar el Mapa de la Memoria. Cuando alguien es consciente de cómo se llama la calle en que camina, o por qué hay una estatua en homenaje a José Antonio en medio de la plaza, o donde hay la fosa común más cercana, también puede cambiar su manera de ver su lugar en el mundo. Los dejo por ahora con un vídeo relacionado con esta discusión.
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