Hoy me ha llamado la atención el título de un artículo de Santos Juliá en Babelia, "La disección interminable de la Guerra Civil." En este reportaje que sirve de reseña breve de varios libros recién salidos sobre la guerra, Juliá traza la larga trayectoria del interés académico en este tema, concluyendo que "volverá a ser de aquí a que pasen otros 25 años y las salas de conferencias se llenen a tope y la Guerra Civil motive grandes ventas de libros, igual que ocurrió hace ahora 25 y 30 y 35 años." Por desgracia, dado el espacio limitado, Juliá no especula aquí de los motivos por los que la guerra sigue siendo un tema tan poderoso, tanto en el campo de la historia como en otras disciplinas. Y, a pesar de que su título indique cierto cansancio con el tema, Juliá parece más que dispuesto a continuar analizando el torrente de publicaciones sobre la guerra y, por supuesto, contribuyendo a ellas.
El aspecto de lo "interminable" en lo que se refiere al tema de la GCE y la represión ha sido una queja frecuente o, digamos, interminable también en la prensa española. Vemos la frustración con el tema cada vez que sale, según los críticos, "otra película ambientada en la guerra civil" o, en palabras del novelista Isaac Rosa, Otra maldita novela sobre la guerra civil. Para los hispanistas que estudian la literatura y el cine contemporáneos españoles, hace mucho tiempo que se declaró oficialmente "muerto" el tema de la memoria histórica. Cuando estudiosos prestigiosos declaran públicamente que un tema ya se ha agotado, está agotado; en contraste con hace 10 años, hoy es más y más difícil publicar en EE.UU. artículos o libros sobre la guerra -- o incluso la memoria en sí -- a menos que se haya elegido un tema realmente innovador, algo que ofrezca un ángulo especialmente único sobre una vieja historia. Los mismos críticos que proclaman muerto el tema de la guerra en el ámbito académico también han identificado (y parece que felizmente) el fin del auge de la novela de la guerra. Me gustaría responder a estas aseveraciones.
Por un lado opino que la producción "interminable" de textos sobre la guerra civil es un tema en sí que no se ha estudiado lo suficiente. Sí, hasta para mí, cuando se ve "objetivamente" el tema, es fatigante. Es imposible seguir la cantidad de publicaciones que salen sobre la contienda y lo que pasó después (aunque algunas siempre se destacan más, por supuesto). Si se ha hablado de tener acceso a demasiada información en la era digital, entonces pasa lo mismo cuando viene a investigar la guerra civil buscando en una librería o biblioteca. Sin embargo, lo que está claro es que aun hay la necesidad de escribir sobre la guerra y hay todavía la necesidad de leer sobre la guerra y verla representada en el cine. La guerra civil vende porque interesa. Pero ¿por qué sigue interesando? Porque hay un sinfin de asuntos pendientes que nada tienen que ver con la guerra misma, sino con todo lo que pasó después, y no se han resuelto todavía, incluso después de más de 30 años de democracia. Además, hoy día los investigadores tienen más acceso a los archivos y revelan cosas cada vez más horrorosas sobre la guerra y la represión franquista. Aun no he visto el nuevo libro de Paul Preston, pero no es un historiador que repite lo que ha dicho antes -- vuelve a los archivos y lleva años investigando para sacar a la luz nueva información que cambia lo que pensamos antes. Y ese es otro punto que no menciona Juliá cuando dice que la guerra civil es un tema que, desde los años 80, realmente no ha desaparecido nunca.
La historia de la guerra civil que se cuenta hoy no es la misma historia que se contaba en los 80, ni en los 90. Con cada década que pasa, cambia el discurso y se llega a un paso más a entender un pasado común. Pero aun no ha llegado el momento en que se puede haber de la "reconciliación" o el "consenso" sobre el pasado, y por eso se siguen comprando libros sobre la guerra, y las pelis siguen ganando Goyas, y los historiadores, escritores y cineastas encuentran cada vez más perspectivas desde las que analizar la contienda. Por bien o mal, se lee el pasado desde el presente. Todo lo que se escribe hoy sobre la guerra, se escribe en un contexto histórico particular que termina alternando la narrativa de la guerra que existía antes. Además, hoy hay el factor de narrar desde el punto de vista de la tercera generación.
Para terminar, me gustaría agregar que es importante destacar que el tema de la guerra es interminable porque el Estado español no ha hecho lo suficiente para obtener justicia -- por simbólica que sea -- para las víctimas del franquismo y sus familias. En cambio, de forma indirecta intentó "declarar muerto" el tema con la aprobación de la Ley de Memoria, la causa contra el juez Garzón y muchos otros actos significativos tan solo de nombre.
Uno se tiene que preguntar por qué casi todo lo que se escribe o se dice en la tele sobre la guerra se tiene que preceder - casi como un aviso o una disculpa -- por comentarios sobre la larga duración del tema. Es casi como si con estos comentarios se pidiera permiso por poder hablar de la guerra y no ofenderle a nadie. Ha llegado a ser como su propio tropo, lo de declarar la saturación de textos sobre la guerra civil. Pero ¿no será, para mucha gente, ya otra excusa para no tratar el tema? Por un lado, la producción y la venta constantes de libros sobre la guerra civil. Por otro lado, el deseo de hacerlos desaparecer de una vez. Entre los dos lados, ¿cómo se negocia el pasado?
Para mucha gente, hubo otra guerra después de la que terminó oficialmente en 1939. Y esa guerra también le parece interminable.
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