domingo, 1 de marzo de 2009

Valle de los Caídos como "museo de los horrores"

foto de G. Fernández en Pbase.com

Artículo 16 de la Ley de Memoria Histórica explica:
1.El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.

2. En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo.
La Ley de Memoria no especifica nada sobre convertir el Valle de los Caídos en un centro para la memoria, en un museo o en un centro educativo; sin embargo, recientemente, esto es precisamente lo que han propuesto dos historiadoras, Josefina Cuesta y Queralt Solé.

Cuesta, quien acaba de publicar La odisea de la memoria, dice que hay que construir un "Museo de los Horrores de la Guerra Civil, que albergue todos los elementos históricos de la Dictadura, como expresión de una época" (citada en Público el 24.2.09). También propone que las familias de Franco y José Antonio "se lleven los restos que hay en el Valle de los Caídos y los depositen en un panteón familiar."

Queralt Solé, también historiadora y especialista en fosas comunes, ha publicado Els morts clandestins. Les fosses comunes de la Guerra Civil a Catalunya (1936-1939). Como Cuesta, Solé opina que es necesario convertir el Valle de los Caídos en un lugar de la memoria:
Para mí desmantelarlo sería un error. Creo que se ha de convertir en un museo, siempre lo he pensado. Eso se está haciendo alrededor del mundo con los vestigios de dictaduras o de guerras. Aquí, en Europa, tenemos ejemplos de eso, los más claros pueden ser que sean los campos de concentración alemanes. En todos los lados lo que se hace es hacer un ejemplo de lo que no puede volver a pasar, es decir que sea una cosa educativa. (citada en una entrevista en El mercantil valenciano)
Las dos historiadoras reconocen que quedan muchas tareas pendientes antes de poder hablar de la conversión del sitio, como "reparar los daños de las víctimas de la Guerra Civil y que fueron los que sufrieron la represión" (Cuesta) y "hacer el Valle absolutamente transparente, en el sentido de que se sepa absolutamente todo sobre él, todo. Cuánto costó realmente, qué ocurrió, cómo fue su construcción, los presos que murieron levantándolo, cómo están los restos que guarda" (Solé).

Haber leído estos dos artículos me hace preguntar cómo se vería un museo como el que imaginan Cuesta y Solé. Cuando recuerdo mi primera y única experiencia en el Valle de los Caídos, lo que se destaca es la frialdad y el silencio del lugar, y como he dicho en otro post, la sensación de que sólo visitaban aquel lugar los extranjeros como yo. Es bien sabido que el Valle de los Caídos ha sido un lugar de memoria para la ultraderecha y un "lugar de no memoria" para los turistas que se fotografían sonriendo enfrente de la enorme cruz. Pero para los españoles a los que conozco yo, muy pocos han puesto los pies en el terreno de este lugar, y se entiende por qué. Cabe preguntarse, entonces, ¿qué tendría que pasar para que los españoles quisieran visitar el Valle de los Caídos? Al fin y al cabo, este lugar no puede ni debe representar la historia del franquismo para extranjeros, sino para la población que ha vivido con la conciencia de este monumento durante tantos años.

Algo que no mencionan Cuesta y Solé (pero algo que seguramente habrán considerado) es la presencia de la Iglesia en el Valle. No puede haber nunca un "museo de los horrores" cuando uno de los presuntos implicados en dichos horrores permanece hospedado en el sitio y se niega a admitir su papel en la represión franquista o a pedir disculpas por él. Entonces, no sólo hay que pensar en la devolución de los restos de Franco y José Antonio a sus familiares, sino también el traslado (si es posible, no lo sé) de la Basílica a un lugar más apropiado. Tal vez esta sería una tarea imposible, ya que la cruz quedaría después como vestigio permanente del matrimonio entre el Estado y la Iglesia. Pero si se va a hacer del sitio un sitio conmemorativo, entonces la memoria institucional de la Iglesia no puede ser la que domina allí.

¿Es demasiado temprano para empezar a articular una visión para el Valle de los Caídos que va más allá de lo que representa hoy? Artículo 16 es un buen principio, pero para que el sitio se transforme en una oportunidad didáctica que afectará a las presentes generaciones y las venideras, aún queda mucho trabajo. Enrique Ventura ha interpretado a su manera el tema del "nuevo Valle,"escribiendo esta descripción del cómic de abajo (20.1.09) en su sitio web : "Sería algo magnífico que algún día, no muy lejano, el Valle de los Caídos dejara de ser ese foco de crispación y disputas del pueblo español y fuera un monumento a la reconciliación con Zapatero y Rajoy como representantes de todo el país":

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