Sale el nuevo libro de Javier Cercas el 8 de abril, justo a tiempo para el Día del Libro. Se llama Anatomía de un instante (Mondadori), y trata el 23-F, un acontecimiento tan impactante en la historia de España que requiere 430 páginas para contar. ¡Estoy lista para mi lectura de verano! Vamos, estoy lista para verano.
He leído mucho de Cercas (es decir, más que Soldados de Salamina), y aunque el autor especifica que esta vez recurre a la no ficción, es interesante ver surgir en sus comentarios sobre Anatomía algunas de las mismas preocupaciones que se encuentran en torno a libros como Soldados, La velocidad de la luz, y Relatos reales -- ¿qué es, y cómo se define un héroe? ¿Dónde se vuelve borrosa la frontera entre la realidad y la ficción? ¿Cómo se ha manipulado en la actualidad la memoria de momentos como el 23-F?
Creo que esta última es la pregunta que más me interesa a mí, porque no se puede pasar por alto el 23-F y la Transición en sí cuando se habla de la memoria de la guerra civil y el franquismo en la España actual. Como ya han afirmado estudiosos diversos, la memoria de la Transición influye directamente en el discurso actual sobre la llamada recuperación de la memoria histórica (tal vez fue la primera en señalar esta conexión Paloma Aguilar, en su libro Memoria y olvido de la guerra civil española, pero también han hablado de este asunto Ofelia Ferrán, Jo Labanyi, y varios otros).
Sólo hay que pensar en el enfrentamiento entre políticos de derecha e izquierda estos últimos años. De la derecha se escucha que la transición fue modélica, y que fue necesario que transcurriera así, dadas las circunstancias. También parece haber por parte de la derecha una gran ansiedad sobre la Constitución, pues hablar mal de la transición sugiere que se vaya a meter alguien con este documento sagrado, y así, con los "padres fundadores" de la democracia. De la izquierda se escucha que la transición no fue nada modélica, y que los errores cometidos durante esta época - sobre todo en cuanto al llamado "pacto de silencio" -- son, en parte, lo que han provocado la situación actual del movimiento de la memoria histórica en España. Para cada postura ideológica, la transición opera como un mito. De hecho, yo me atrevería a denominar la transición como un mito sagrado fundador de la España posfranquista. Hasta el momento, examinar críticamente este mito ha sido "peligroso," o por lo menos, podía interpretarse como una traición a la democracia.
Desde luego no he leído el nuevo libro de Cercas, pero me parece significativo el hecho de que empezara como una novela, y no como un libro de no ficción. Por supuesto siempre es posible que una novela contenga más "verdad" que una obra de no ficción (diría Cercas, y muchos otros, que novelar es mentir para decir la verdad), pero esta vez, Cercas explica que "me di cuenta de que la realidad del 23-F me aplastaba, literalmente. Ocurre algo semejante con el 11-S: todos, incluso los mejores, como Don DeLillo, han fracasado al tratar de escribir una novela. La realidad tiene tal fuerza dramática, tal potencia simbólica que resulta avasalladora. Hay otra razón para que eligiera la no ficción: al meterme ahí, vi que me importaba más la realidad" (ver artículo aquí).
Si genera tanta polémica Anatomía de un instante como Soldados de Salamina, creo que Cercas habrá hecho bien su trabajo como escritor. Seguramente habrá anécdotas e interpretaciones con las que no está de acuerdo todo el mundo. Pero si el libro termina haciéndoles cuestionar a los lectores lo que Manuel Rivas ha llamado la "Santísima Transición," entonces será lectura imprescindible. Porque sin entender lo que eran los primeros años de la democracia -- interrumpidos tan abruptamente el 23-F -- no se puede entender tampoco el discurso de la memoria en la España actual.
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