Es verdad que no todas las películas de arriba tienen que ver con la GCE y/o el franquismo, pero su enfoque en desapariciones infantiles o fantasmas que se aparecen a los vivos no me parece casual dadas las circunstancias de los últimos años con respecto a la recuperación de la memoria histórica.
Mientras que han ido ganando cobertura informativa muchos temas relacionados con la GCE y el franquismo - las fosas comunes, las cárceles franquistas, los campos de concentración -- la cuestión de los niños y la guerra es uno que no se ha hablado tanto (ver el artículo de Vincenç Navarro). El documental y libro Els nens perduts del franquisme (Montse Armengou y Ricard Belis) sirven como un buen punto de partida para entender más sobre este tema. Yo no he leído el libro, pero se puede ver el documental entero en YouTube (hacer clic aquí para ver el primer clip; en catalán y español). Los dos textos se enfocan en la re-educación de niños de madres republicanas, presas en cárceles franquistas, y también abordan la repatriación de estos niños a España, acabada la guerra. Este último tema es uno que surge en la novela de Emma Riverola. La novela explora los efectos distintos de esta repatriación en los niños Andreu y Victor, personal y políticamente. El régimen franquista se aprovechó de la repatriación de los niños. Según Armengou y Belis:
Como apuntan los autores luego, la aprobación de una ley en 1941 permitió que se cambiaran los apellidos de los menores: "La excusa era dar una identidad a los niños perdidos durante la guerra. Pero, en realidad, dificultaba todavía más que las familias legítimas pudieran encontrar a sus hijos y dejaba la puerta abierta a adopciones irregulares." Se ha hablado mucho de los hijos y nietos de desaparecidos de la dictadura argentina que fueron adoptadas por padres que, en algunos casos, estuvieron directamente ligados con la dictadura. Las películas argentinas La historia oficial, Cautiva, y Nietos: Identidad y memoria examinan lo que pasa cuando esos hijosy nietos saben que sus padres (adoptivos) no son quienes pensaban que eran. Desde luego , por muchas razones no se puede comparar el contexto argentino con el español. Pero sí en el sentido de que en los dos países se puede hablar de adopciones ilegales durante dictaduras. El auto de Garzón, el que luego fue declarado incompetente, citó el caso de "niños perdidos" que fueron adoptados por familias franquistas: "los niños perdidos son también parte de las víctimas del franquismo: se trata de hijos de presos cuyos apellidos fueron modificados para permitir su adopción por familias adictas al régimen. Varios miles de hijos de obreros fueron también enviados a instituciones del Estado, porque el régimen consideraba su familia republicana como 'inadecuada' para su formación."Pero el régimen de Franco no se conformó solo con los hijos de los “rojos” en territorio español. Durante la guerra civil, muchos padres tuvieron que tomar la difícil decisión de confiar sus hijos a la República para que los evacuara al extranjero. Confiaban en que sus hijos, terminada la guerra, podrían regresar a una España liberada del fascismo. Pero la guerra la gana Franco y decide que todos estos niños tienen que regresar a España, con o sin la autorización de sus padres. El régimen convierte la repatriación de los menores en una gran operación propagandística. “Franco devuelve a las madres de España la alegría y el cariño de los que un día, por orden del Gobierno marxista, fueron arrancados de su patria y entregados a la tutela de las más antiespañolas instituciones internacionales”, decía el narrador de una película propagandística de la época. En muchos casos, sin embargo, el menor no era entregado a sus familias e iba a parar directamente a un asilo. Una ley de 1940 establecía que la patria potestad de los niños que estaban en centros de Auxilio Social pasaba automáticamente a la institución. Esto creaba un gran riesgo de que los padres perdieran la pista del niño para siempre.
De entre todos los niños españoles en el extranjero, el régimen franquista tenía especial interés en los que estaban evacuados en la Unión Soviética. Para Franco, era un triunfo sacarlos del país donde había triunfado la revolución comunista. Pero, al mismo tiempo, el Caudillo veía a estos niños como elementos peligrosos. Habían estado en contacto con el comunismo, estaban contaminados y hacía falta ingresarlos en un centro que garantizara su reeducación. Néstor Rapp, evacuado a la Unión Soviética antes de que terminara la guerra, fue repatriado a España en 1943. Su familia no había pedido su repatriación y se entera del regreso de su hijo por el periódico. Cuando solicitan que se les entregue el menor, el delegado de la Junta de Protección de Menores les dice que tiene orden de Madrid de no entregarlo y Néstor ingresa en un centro de Auxilio Social. Muchos años después, con la llegada de la democracia, la familia Rapp tiene conocimiento de un informe donde se dice textualmente que el menor no se entregó a la familia porque ésta “no ofrecía ninguna garantía sobre su educación”.
Hoy, según El País, el juez Baltasar Garzón ha pedido que siete juzgados investiguen "la existencia de un plan sistemático y preconcebido de eliminación de oponentes políticos a través de múltiples muertes, torturas, exilio y desapariciones forzadas (detenciones ilegales) de personas a partir de 1936, durante los años de Guerra Civil y los siguientes de la posguerra, producidos en diferentes puntos geográficos del territorio español" ("Garzón insta a siete juzgados a investigar los 'niños robados' del franquismo"). No está claro qué pasará una vez inciada tal investigación (o si los juzgados la continuarán), pero por lo menos parece que tendría que incluir el caso de los "niños perdidos," algunos de los cuales incluso pueden seguir vivos y no saber nada de su identidad verdadera.
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