martes, 9 de diciembre de 2008

Cuando las exhumaciones no sirven para la identificación

Muchos de los artículos publicados hasta la fecha sobre las exhumaciones de fosas comunes parece que se han enfocado en personas que han tenido éxito localizando los restos de sus familiares. Las imágenes que acompañan las historias muchas veces dan la impresión de que la excavación de una fosa representa el momento de identificación de las víctimas - o sea, que es una forma de reunir a las víctimas con sus descendientes. Quizá esto es porque en las fotos suele haber gente mirando por sobre la fosa abierta con fotos o recuerdos de sus seres queridos, banderas republicanas u otros objetos personales. Desde luego, la apertura de la fosa y la exhumación de los restos es sólo una parte de un proceso largo, el cual involucra obtener muestras del ADN, documentar historias orales o testimonios, y otras investigaciones forenses.

Recientemente, he estado leyendo más y más sobre casos de exhumaciones cuyos restos se quedarán sin identificar. Según la EFE (ver "Un forense advierte de que la mayoría de los exhumados de las fosas no se pueden identificar" en Público), "el mal estado de los huesos, la falta de documentación histórica contrastable, la ausencia de familiares válidos para la identificación genética o la inexistencia de una solicitud de identificación" son algunas razones para las cuales los restos no se pueden identificar. En el artículo de Público, Manuel Polo, un antropólogo forense, explica que "'en la mayor parte de las exhumaciones se han vuelto a enterrar los restos encontrados sin identificar.'" Lo que Polo no explica es en qué consiste este proceso. ¿Es decir que los restos se quedan donde estaban antes, o se entierran en otro lugar, como un cementerio?

Según un artículo de Mari Carmen Hernández en la Cadena SER ("36 esqueletos exhumados de una fosa común de la Guerra Civil, en cajas de cartón"), es posible, por lo menos en un caso, que los restos hayan quedado abandonados "después de que los exámenes forenses confirmaran que no eran personas que buscaban." Que ha ocurrido esto, y por las razones que se citan, significa que tiene que haber - si aún no hay - un método consistente de documentar minuciosamente lo que se ha exhumado - y, lo que es tal vez más importante, saber qué hacer con los restos una vez que es evidente que nadie los va a reclamar. Creo que este problema alude a una cuestión más grande con respecto a las memorias históricas en España: mientras que la exhumación de las fosas es necesaria para traer una justicia simbólica a las víctimas y sus descendientes, la posibilidad de que algunas fosas queden para siempre sin identificar significa que habrá que encontrar una manera apropiada de ocuparse públicamente de estos restos. Dudo que simplemente los vayan a dejar en la fosa donde se encontraron en primer lugar - ¿o me equivoco?

Mañana, se cumplen 60 años desde la aprobación de la declaración universal de derechos humanos. Me parece que los "anónimos" también merecen y necesitan ser reconocidos. Alguien tiene que hablar por ellos.

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