sábado, 17 de abril de 2010

Montréal

Este post tiene poco que ver con la memoria histórica, excepto por el hecho de que las fotos vienen de unos días que pasé en Montréal por una ponencia que di sobre el documental "Bucarest, la memoria perdida." Fue la primera vez que había ido a Montréal (y a este congreso en particular) y disfruté mucho de la ciudad y su gente. A pesar de que muchos hablaban francés, aproveché de la ocasión para 1) comprar libros en español y 2) ver un espectáculo de flamenco, bailado y cantado por no españoles! Aquí, os voy a contar sobre un poco del congreso, y luego, podréis apreciar unas fotos que saqué durante mi paseo por la ciudad.

En primer lugar, el congreso fue enorme -- había más de 900 ponentes de diversos campos de las humanidades. Yo intenté asistir a todos los paneles relacionados con la memoria, como el de la memoria y la violencia en la literatura y cultura ibéricas, liderado por María José Olaciregui, de la Universidad de País Vasco. Diseñada como una mesa redonda, en la reunión los cinco profesores nos distribuyeron resúmenes de sus ponencias, y empezaron a dialogar sobre cómo habían abordado el tema de la violencia en distintas obras. Creo que prefiero este formato, que el más tradicional, que es leer el trabajo y esperar preguntas y comentarios.

Dos paneles que me gustaron mucho eran la de la "Historia y televisión en España" y "Performing Democracy: Cultural Representations in the Spanish Transition." En el de historia y televisión tuve la oportunidad de conocer a una de las documentalistas para Cuéntame cómo pasó (profesora en la Complutense) y oí una ponencia especialmente interesante sobre el documental de RTVE "El día más difícil del Rey." El segundo panel también era de una calidad muy rigurosa; sin duda, para mí, una de las ponencias más detalladas e informativas fue la de un estudiante graduado de la Universidad de Pennsylvania, que habló sobre "Informe general" (1977) de Pere Portabella. En casi todos los paneles relacionados con la memoria histórica, la mía incluida, se hablaba del caso contra el juez Garzón con un sentido de frustración e incluso desesperación.

Para descansar un rato de tanto discurso académico, salí de compras también, y en la exhibición de libros, conocí a un librero de "Las Américas" (puede que me equivoque, pero por el acento todos los empleados me dieron la impresión de ser cubanos). "Las Américas" es una librería que se especializa totalmente en libros en español. En Iowa, estoy acostumbrada a una falta casi total de literatura contemporánea en español (a menos que vaya a la biblioteca de la Universidad de Iowa), así que me quedé muy impresionada con la selección de libros que había, incluso títulos tan recientes como La noche de los tiempos de Muñoz Molina, o Partes de guerra, de Ignacio Martínez de Pisón. Pensando en el verano, compré algunos libros -- uno de poesía española, y "Diario de una maestra," de Dolores Medio, que llevo buscando en Estados Unidos desde hace mucho tiempo. La librería se queda a cinco minutos a pie de la zona de Chinatown, donde hay muchas tiendas y restaurantes similares a los que se pueden encontrar en Nueva York o cualquier ciudad grande de Estados Unidos (sólo que me pareció que en Montréal había más pastelerías y lugares donde tomar ese té particular que se hace con tapioca).

Además de la librería, también paseamos un rato por la calle de Saint Catherine, que es como una especie de Gran Vía, con tiendas, bares y restaurantes abundantes. Incluso existen las casas españoles de Mango, Zara y Desigual. La noche del sábado 10, fui a un espectáculo de flamenco, y tuve que acceder el francés aprendido en el instituto (y casi olvidado) para entenderle a la señora que nos dirigía adonde ir. Fue una escena muy graciosa. El espectáculo duró más o menos 75 minutos, y destacó por no ser nada tradicional, o hecho por turistas, algo que prefiero. De hecho, la mujer sentada al lado mío comentó que no era nada como había esperado (seguramente pensaba en vestidos de lunares y castañuelas). En la última foto veréis el anuncio para el programa.En fin, eran unos cuantos días muy llenos, pero lo pasé muy bien en Canadá y sin duda, recomiendo que veáis Montréal si en algún momento tenéis la oportunidad de visitar Québec.


Vista desde la habitación de hotel


De paseo en el viejo Montréal, justo después del siniestro aéreo polaco. Desconozco por qué estaba así la bandera canadiense, pero tal vez por estas noticias...

"Poutine" es el plato típico en Montréal, pero no lo probé

Basílica de Notre Dame, en el viejo Montréal ("Our Lady of the Harbor"); iglesia que aparece en la canción "Suzanne" del cantautor canadiense Leonard Cohen


Escultura del artista colombiano Fernando Botero, enfrente de un hotel del siglo XIX

Mercado de artesanías regionales en el viejo Montréal

Cartel del espectáculo de flamenco, en el metro cerca del Place des Arts

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