domingo, 7 de noviembre de 2010

El Papa en el país del secularismo

Cuando estuve en Madrid en verano de 2005, ya se estaba preparando para la próxima visita del Papa. Me pregunto si no estaré inventando este recuerdo, pero en la mente veo la publicidad nada subliminal de la cara enorme de Benedicto, proyectada por arriba de las multitudes de Sol. Como pájaro de mal agüero, vigilándonos a todos, allí estaba la Iglesia, estirada sobre la fachada de un edificio, como si fuera una estrella de cine o una modelo luciendo la última moda.

En este blog siempre he criticado mucho la postura de la Iglesia cuando viene al tema de la guerra civil y el franquismo. Por supuesto, me fastidia la Iglesia por un sinfin de razones, pero una de las principales es su negación a admitir públicamente sus propios pecados, pecados que no deja de ver y criticar en los demás. Si la Iglesia tiene algún talento, es saber desviar la atención de sus crisis actuales y anunciar noticias apocalípticas, las cuales siempre nos avisan que todos vamos derecho al Infierno. La Iglesia, parecería, se está retirando más y más de la época de Vaticano II y está intentando implantar un catolicismo fosilizado totalmente irrelevante a la gran mayoría. Está buscando un retorno de su propia gloria, un momento mágico en que siempre había creyentes; misas en latín; abortos en secreto; invisibilidad para pederastas; mujeres sumisas; familias de madre, padre y 2.5 hijos; y hombres dedicados al celibato cien por cien. Es una jerarquía hecha de dinosaurios, algunos más viejos y tercos que otros. Me parece que si la Iglesia quiere seguir viva, algo habrá que cambiar en su modo de relacionarse con el mundo de "fuera" porque no puede continuar así. Se preguntan todos por que ha bajado el número de feligreses....y desde luego las razones que apuntan nunca tienen que ver con ellos, sino con el laicismo peligroso que amenaza a la sociedad!!

Durante su visita a España, habría bastado que el Papa criticara, como ha hecho en otros momentos, el "secularismo y la laicidad del mundo occidental." Pero no, esta vez también optó por citar la España de la II República, para establecer paralelos entre el anticlericalismo de la época y el de hoy. Supongo que era de esperar, pero aún me parece un poco chocante. ¿Está sugiriendo que la España de hoy sirve de espejo para la republicana de los años 30, sólo por el sentimiento anticlerical? Que yo sepa, últimamente nadie ha sacado las momias de catedrales, nadie ha matado a curas o monjas, y nadie ha estado robando y destruyendo iconos en las calles. Pero para el Papa, es importante aludir a aquel pasado histórico, porque ayuda a justificar las beatificaciones de los "mártires" de la guerra que se empeña en hacer cada par de años. Si la Iglesia es la víctima, no lo puede ser nadie más. Los comentarios del Papa -- que, para citarlo directamente, dijo, "es también verdad que en España nació una laicidad, un secularismo fuerte y agresivo, como vimos en los años treinta" -- sirven para seguir "olvidándose" de hablar del papel de la Iglesia durante la dictadura de Franco, ¡qué casualidad! Encima, los comentarios del Papa obviamente son premeditados, creados explícitamente para sembrar la semilla de la idea que no habría habido una guerra civil si el pueblo hubiera podido controlar sus ideas y actitudes anticlericales. Y, una vez más, hurgar en el pasado español y apuntar precisamente los años de la II República, le ofrece al Papa una buena oportunidad para seguir esquivando la cuestión esencial bajo todas estas críticas al anticlericalismo en la España actual. Esa cuestión es: ¿cómo y por qué surgió el anticlericalismo en primer lugar?

Las reacciones en contra de la Iglesia de los años 30 tienen que ver, por lo menos en parte, con un pueblo harto de la corrupción de la Iglesia, y de los beneficios que recibía (tierra, dinero y otros bienes). En la España posfranquista, es evidente que la disminución en la asistencia a misa tiene que ver con los vínculos entre el régimen franquista y la Iglesia española. La primera vez que fui a España, en 1995, me extrañó que todos parecieran tener cierta apatía a la Iglesia, porque en el instituto y la universidad siempre había escuchado lo de "España es un país católico." Además, había estado en México un tiempo, donde el catolicismo me parecía una manera de vivir. Pero poco a poco, fui dándome cuenta de que había razones históricas por la postura de muchos españoles hacia la Iglesia católica, razones que entendía y entiendo.

Si el Papa quiere arreglar la relación entre la Iglesia y España, debería empezar por conversar con sus arzobispos y cardenales españoles y pedirles que pidan perdón públicamente por los pecados de la Iglesia durante la guerra y el franquismo. ¿Qué pasaría si la Iglesia católica española por fin admitiera sus vínculos con Franco, o confesara que algunas de sus monjas ayudaban con el robo de niños, o apuntara que muchos sacerdotes eran cómplices en fusilamientos de gente inocente? Es difícil imaginar, porque es imposible. La Iglesia hará todo lo que pueda para barrer bajo la alfombra sus propios pecados, mientras busca continuamente los de los demás.

Ya otro problema de la visita del Papa a España es que sigue actuando como si España no fuera un país aconfesional, como si la religión católica continuara siendo la primera y única del país, o como si el catolicismo gobernara primero, y luego el primer ministro. Lo siento, señores, aquella época ya pasó. Cuando el Papa vino a Estados Unidos hace unos años, tuvo que hacer la visita en un país donde la separación de poderes está bien arraigada desde hace mucho tiempo. Pero cuando va a España, actúa como si fuera a recuperar la España "verdadera" (la España del nacionalcatolicismo), como si esa fuera su primera y única meta como Papa.

El sr. Ratzinger dice que sus visitas frecuentes a España son un "signo de amor y una obligación" (ver artículo enlazado arriba). Pero está claro que el Papa tiene otra misión. Apela a la memoria del lazo inquebrantable entre Iglesia y Estado bajo Franco, y a la imagen -- un poco estereotipada ya -- de una II República atea y fuera de control, pensando que así volverá a conquistar a los no creyentes. En vez de admitir los problemas verdaderos de la Iglesia y demostrar un poco de humildad, trata de sembrar el miedo, la culpabilidad y la preocupación por el mal estado de la religiosidad en España. Otro ejemplo de una Iglesia luchando por sobrevivir porque se niega a cambiar o evolucionar con el tiempo.

(Ver artículo relacionado del New York Times)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Kathy:
Magnífica tu descripción de la situación de la SICAR(Santa Iglesia Católica Apostólica Romana)en España.
Tu ausencia estos días del blog no te ha restado claridad de juicio ni de ideas;te echábamos en falta.
Bienvenida de nuevo a la blogesfera.
Un Abrazo.

Armando Moncada dijo...

Tu texto es espléndido, Kathy; ofrece una visión objetiva y equilibrada del asunto, y si me permites, hasta comedida con los desfiguros de la de Babilonia, a estas alturas decadentes y hasta patéticos.
Saludos

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