Conversaciones de alcoba, de Carmen Domingo
Raquel Vallés
el 11 de Enero de 2010 en Histórica, Literatura, Narrativa
Carmen Domingo se ha centrado como escritora en los últimos años en el papel de las mujeres en la historia del siglo XX española, como es el caso de Con voz y voto. Mujer y política en España entre 1931 y 1945 o Mi querida hija Hildegart. En Conversaciones de alcoba. La novela de las tres mujeres más influyentes del falangismo [Edebé] sigue con esta línea, novelando la historia de Carmen Polo, Pilar Primo de Rivera y Mercedes Sanz Bachiller las mujeres tras las figuras de Francisco Franco, José Antonio Primo de Rivera y Onésimo Redondo. Las tres, cada una a su modo, luchan para restaurar esos valores perpetuos que definían su idea de España, una España tradicional, católica y jerárquica, donde no hay lugar para democracias, libertad o, mucho menos, igualdad de géneros. Las tres asumen su papel secundario, desde el que intentan influir, sin salirse de los límites asumidos.
Durante diez capítulos, divididos en su mayoría en tres, uno para cada una de las protagonistas, Domingo nos cuenta acerca a la historia de la España de la República. Con Pilar Primo de Rivera, soltera, veremos el auge de Falange, el surgimiento de la Sección Femenina, encabezada por ella, y su labor de propaganda ilegal. Pilar, que vive por y para su hermano, entre rezo y panfleto político, se convierte en un elemento activo de Falange, siempre supeditada a José Antonio y con la figura de su padre como referente. Con una idea muy clara de cual era el papel de la mujer pero con la necesidad de hacer algo, totalmente empapada con las ideas de su hermano, la Sección Femenina se encarga de ofrecer ayuda a los presos falangistas, de repartir propaganda y proclamas, poniéndose en peligro pero, ocultándose tras su papel de mujeres pasivas. Entre muchos rezos, asistiremos también a la detención y muerte de José Antonio.
Mercedes Sanz Bachiller, casada y madre de tres con apenas veinticinco años, es, de las tres, la que tomó un papel más activo, aunque siempre tras la sombra de su marido, el fundador de las JONS, Onésimo Redondo. Compartía con entusiasmo las ideas fascistas de su esposo a quien apoyaba en su actividad política, viendo claro su camino hacia el caudillaje de España, siempre y cuando supiera defender su posición frente a otras figuras emergentes. Desde el exilio, la clandestinidad o el inicio de la guerra, Mercedes estará vigilante al lado de Onésimo, asumiendo en ocasiones el papel de él en sus estancias en la cárcel.
Asistimos a los cambios de destino de Franco, su papel en Asturias, su posición a la espera, desde la perspectiva de Carmen Polo, esposa y madre de una niña, quien intenta demostrar que la boda con un militar no fue un error, a pesar de los continuos retrasos de la boda por los cambios de destino, a pesar de no poder llevar la vida social con la que sueña; convencida de la capacidad de su marido, el general más joven de Europa, de la necesidad de un cambio en España y de que en este cambio debía contar y mucho Franco, no cejará en su apoyo, por un lado, y en recordarle a su esposo el que debe ser su papel, por otro, temerosa de que otros con más iniciativa puedan quitarle protagonismo. Veremos como, poco a poco, Franco va afianzando su poder en el ejército, y como refuerza su posición política, gracias en buena parte a la muerte de aquellos que le podían hacer sombra, como Redondo y, sobre todo, José Antonio, figuras que no dudó en utilizar en su propio beneficio.
La política de la CEDA, el miedo a los rojos, la falta de compromiso hacia la República, la muerte de Calvo Sotelo, la lucha de poder para colocarse en la línea de salida de la España que estaban proyectando, … son algunos de los temas que refleja este libro, desde un punto de vista diferente, de mesa camilla y rosario, de mujer mujer, segura y orgullosa de su papel secundario. Son las mujeres que impusieron las tradiciones en las que se educaron nuestras abuelas y madres (según la edad que tengáis), las que se otorgaron el título de modelos a seguir y las que les enseñaron que su lugar era la familia y la supeditación a sus maridos. Creo que, en general, podemos estar orgullosos de tener las madres que tenemos con semejantes maestras.
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